Por qué hago lo que no quiero

¿Te ha pasado alguna vez que has hecho algo que no querías?

¿Te cuesta decir no?

¿Has oído hablar de poner límites y sientes que contigo no van?

Querida amiga, si has respondido que sí a alguna o varias de estas preguntas, quieres entender por qué lo haces y comenzar a decir no, sigue leyendo.

Todas las personas, sin excepción, buscamos cubrir nuestras necesidades primarias.

Lo curioso de esto es que las cubrimos de una forma que nos gusta o a veces no. De una forma saludable para nosotras o no. De una forma que está en coherencia con nuestros pensamientos y nuestros valores o no.

Y he aquí el problema, cuando cubres tus necesidades y no te gusta la forma de hacerlo o no está en consonancia contigo.

Las 8 necesidades primarias

  1. Amor: Es la necesidad básica por excelencia. Todos necesitamos sentirnos amados y dar amor. Un bebé sin amor, no podría sobrevivir. Obviamente sin alimento tampoco.
  2. Pertenencia: Es la necesidad de sentir que no estás sola, que perteneces a un país, una sociedad, un determinado grupo por afinidad en pensamientos, actividades, etc.
  3. Reconocimiento/ Importancia: Es la necesidad de ser visible, sentirse respetada, sentir que eres útil, especial.
  4. Seguridad/Control: Es la necesidad de saber lo que ocurre y va a ocurrir en todo momento. Necesitas tener un “plan” sobre el futuro, saber lo que va a pasar o como va a suceder.
  5. Variedad/ Diversión: Es la necesidad de cambio, de sorpresa, de no sentir que se aburre.
  6. Drama: Es la necesidad de sentir problemas, miedo, inestabilidad, conflicto, crisis, cambio…
  7. Desarrollo: Es la necesidad de estar constantemente creciendo, aprendiendo cosas nuevas, desarrollando nuevas habilidades…
  8. Transcendencia: Es la necesidad de ir más allá de tus propias necesidades, querer dejar un legado, aportar al mundo, a otros…

¿Para qué hacemos lo que hacemos?

Para sentir amor, para gustar a otros, para encontrar aceptación o reconocimiento, para tener un poco de drama en nuestra vida, para sentirte acompañada…

Esta búsqueda de amor, aceptación, reconocimiento externos… pueden ser un síntoma de que internamente no lo encuentras.

Puede ser un síntoma de que sientes que no vales, que no estás a la altura…

Puesto que desde pequeñas aprendemos por imitación de nuestro entorno más cercano y en el colegio, quizás no hubo unos referentes que pusiesen límites, quizás las niñas buenas tienen que decir siempre “sí”, quizás alguna vez dijiste “no” y te riñeron…

Como ves, hay muchas posibilidades.

Está muy bien saber de donde vienen tus comportamientos para conocerte y entenderte mejor. Sin embargo, lo mejor de todo es que tu adulta de hoy puede elegir y decidir como quiere comportarse a partir de este momento.

Sé que puede costar la primera vez que dices “no”,que puedes sentir que eres egoísta… tranquila, decir “no” se entrena.

¿Quién es la persona más importante para ti?

La persona más importante eres tú. Y como tal, para darte y ocupar el lugar que mereces estaría bien que te priorizases.

Quieras priorizarte o no, te invito a contestar las siguientes preguntas, te aportarán claridad para futuras decisiones. 

Las 4 preguntas para aprender a poner límites

La primera pregunta que debes responder es: ¿esto que me piden o me proponen me gusta?

Si la respuesta es “sí”, pues adelante con las siguientes preguntas.

Si la respuesta es “no”, pregúntate ¿qué necesidades cubro si digo que sí a pesar de querer decir no?

Todo está bien, sin juicios, lo más importante es que te conozcas y cuando estés dispuesta al cambio te entiendas.

La segunda pregunta que debes responder es: ¿esto, es bueno para mí?

Si la respuesta es “sí”, pues adelante con las siguientes preguntas.

A veces puede ser bueno para ti y no gustarte, en este caso también tienes la oportunidad de decidir y elegir.

Si la respuesta es “no”, pregúntate ¿qué necesidades cubro si digo que sí a pesar de querer decir no y no ser bueno para mí?

La tercera pregunta que debes responder es: ¿esto, es bueno para los demás?

Si la respuesta es “sí”, pues adelante con las siguiente pregunta.

Si la respuesta es “no”, pregúntate ¿qué necesidades cubro si digo que sí a pesar de querer decir no?

Aquí la respuesta puede ser sí y las anteriores no, por tanto, de nuevo vuelves a decidir.

La última pregunta es: ¿esto, es sostenible en el tiempo?

Si la respuesta es “sí”, está genial.

Si la respuesta es no, ya sabes que si lo haces puede ser en un momento puntual puesto que si lo haces habitualmente es posible que te perjudique.

Entender todo esto, tomar acción y cubrir mis necesidad de forma saludable para mí, fue una parte muy importante de mi crecimiento personal.

Durante mucho tiempo, prioricé a otros por encima de mí. Durante mucho tiempo, dije sí cuando realmente quería decir no. Durante mucho tiempo, no sabía poner límites y si lo hacía me sentía fatal.

Durante mucho tiempo me enfadé bastante, cada vez que decía sí en lugar de no.

Ahora, tú también puedes elegir.

¿Qué te parece si por amor a ti, el próximo día que quieras decir no, lo dices?

¿Qué te parece si por reconocerte tus necesidades, el próximo día que quieras decir no, lo dices?

¿Qué te parece si ocupas tu lugar, ni por encima ni por debajo de otros, y cuando quieras decir no, lo dices?

Si te encantaría poder hacerlo y sientes que te cuesta, no dudes en escribirme.

Recorrer este camino acompañada es mucho más fácil.

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